
Tres años atrás, ese mismo informe situaba a Estados Unidos en el sexto lugar. ¿Cómo entender el cambio? Pues que la gran mayoría de países firmó un acuerdo promovido por la OCDE que estableció normas más estrictas acerca del intercambio de información bancaria. Estados Unidos no firmó ese acuerdo y esto hizo que, entre otros, Andrew Penney, gerente del banco de inversión Rothschild, considerara a ese país como “el mayor paraíso fiscal del mundo”.
Precisamente la resistencia en Estados Unidos a los fortísimos estándares de la banca internacional ha influido en que esa nación se posicione como una de las más atractivas para recibir las riquezas de los extranjeros. Si años atrás las personas más ricas del mundo preferían depositar sus fortunas en lugares como Islas Caimán o Bahamas, ahora no es extraño que la lleven a bancos en Wyoming, Dakota del Sur y Nevada. La razón es que los expertos han identificado maneras de transferir riqueza a Estados Unidos y evitar los impuestos allí, así como evitar además el intercambio de la información bancaria con el país de origen de la persona.
Por ejemplo, de acuerdo con Penney, una persona adinerada, residente en Hong Kong, puede depositar sus ingresos en Nevada y blindar esa información para que el gobierno chino no se entere y que, además, la operación no provoque impuestos en Estados Unidos.
- Preguntas frecuentes sobre cuentas bancarias offshore
- Estos son los paraísos fiscales más temidos en el mundo
La decisión estadounidense de no firmar los acuerdos con la OCDE sobre el intercambio de información es un paso importante y que ayuda a disminuir los temores sobre trabajar con bancos de ese país. Para Penney, esa decisión “ha demostrado ser un importante motor para el crecimiento de los negocios allí”.