
Los bancos europeos son considerados bastante sólidos, pero llevar nuestras pertenencias en el extranjero podría ser una decisión inteligente, especialmente en vista de posibles retiros forzosos o el aumento de los impuestos en las cuentas corrientes, sin mencionar la importancia estratégica de la inversión en el extranjero como otra forma de diversificar sus ingresos.
Independientemente de la forma en que llevemos nuestro dinero al extranjero, debe quedar claro desde el principio que la transacción sea perfectamente legal y para ello es importante seguir algunas reglas estrictas. Obviamente se le permite exportar sólo las sumas que ha obtenido legalmente. Aquellos fondos obtenidos ilegalmente o que escapen al control fiscal (pagos en negro) no pueden ser exportados, ya que su origen es ilegal.
Dentro de la Unión Europea, las personas y las empresas tienen el derecho absoluto a mover su dinero a otros Estados miembros, sin tener ninguna obligación de explicar la razón de ese movimiento. Pero las cosas cambian drásticamente si la intención es mover el dinero a países fuera de Europa. En este caso, es importante ir a las embajadas individuales y pedir información, porque las reglas son determinadas individualmente por los tratados firmados con otros países.